Sigo mi camino y andaré hasta que me canse. Veré las hojas alzarse con el viento y le gritaré que te echo de menos, que vuelvas, con la intención de que lo escuches. Seré diamante y brillaré para que te sientas orgulloso.
Si me caigo me levantaré y tropezaré con la piedra hasta convertirlo en un hábito, porque de los errores se aprende.
Nunca había tenido la necesidad de convertirme en una estrella pero ahora solo quiero estar a tu lado. Piso tierra y ceno mariposas pero algún día nos veremos en el cielo.
Prometiste llevarme al paraíso pero ese ya estaba en tus iris. Y cerraste los ojos.
No te he dicho adiós pero te he visto marchar. A veces para despedirse no hacen falta palabras. A veces el adiós es solo un hasta pronto. Porque pronto volveremos a vivir en una ciudad de luciérnagas y se que solo tú me iluminarás.
Y finalmente acabaré entendiendo que no se puede huir de todo y mucho menos cuando lo llevas dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario