lunes, 30 de noviembre de 2015

Dolor aplazado.

Te escribo esta carta para hacerte saber lo duro que ha sido perderte. Explicarte que el amor es solo dolor aplazado.
Poco a poco caes en la cuenta de lo que conlleva aferrarse a alguien sabiendo que jamás fue tuyo. Aferrarse a ti como quien dice "Siempre" mientras se avecina al vacío.
Solo eras eso. Lo eras todo, pero no mío.
Y cuando decidas pasar por mi lado, no te pares. Ni un solo segundo. No quiero volver a tenerte cerca a sabiendas de que no te volveré a besar.
La verdad es que no se si me faltas tú o la persona de la que me enamoré. La verdad es que nunca había echado tanto de menos una sonrisa.
Solo pienso en tus hoyuelos, en tus pompulos rojos por el frío y en lo complicado que será no abrigarme con tu piel este invierno.
Hablando de tu piel, joder que vicio. Mejor que cualquier porro, mejor que cualquiera.
Mi amor, tambien echo de menos llamarte así. Que me contestes con una caricia y me digas lo feliz que te hago.
Que tu pecho sigue teniendo el mapa de las ciudades donde quiero vivir. Por que a veces ocurre que tu hogar no es un sitio, sino, una persona.
Ya te tengo donde no te quería; lejos.
Lo peor de todo, sí, lo admito, fue culpa mía. Y es que nunca te quise tanto como cuando supe que no ibas a volver.

Que ahora ya me da igual,
que desaparezcas,
que te vayas,
que me olvides,
que no vuelvas,
que soy feliz.
O al menos miento genial; porque sigues siendo aquello de lo que me acuerdo cuando intento olvidarme de todo.

Es que sabía que ibas a doler, pero no me imaginaba que tanto.