lunes, 6 de abril de 2015

Mientras ella, el amor de mi vida en otra cama.

Cada trago más amargo.
Sus tacones de infarto.
¿Porque coño la extraño tanto?
Que se acabaron las luces de fondo mientras la veía reclinada encima de mi cama.
Bailaban sus caderas sobre mi pelvis y me hacía sentir que era único. El único al que dejaría viajar entre sus piernas.
Ella,mi gran amor y yo sin duda uno de sus tantos capítulos. 
Porque la desojé mientras me destrozaba a besos y caminaba sobre mis clavículas con sus labios.
No tenía lunares,no tenía lugares dónde refugiarme. En cambio leía su columna vertebral en braille.
No pude unir nada de mi musa porque ella ya estaba completa. Y no hacía falta leerla entre líneas para saber que fue más mía que de nadie.
Fue,fui,fuimos felices.
Y te juro que la busqué pero ni a mi me encontré. La necesité en cada estación, en especial en la de invierno. 
Quien diga que tiene frío estando a su lado,que me la devuelva. Que no han sabido apreciar su cuello.
Por cierto,he comprendido que uno es de donde llora pero siempre querrá ir a donde ríe. Que no me duele tanto que te hayas ido, si no la rapidez con la que me olvidaste y su frialdad,de la misma forma que un asesino le dispara a su víctima, y tu víctima fui yo.
A ti te bastaba con caminar de puntillas para hacer temblar mi cuarto. Pequeña,es irónico que te diga todo esto, pero me odio, a mi más que a ti por haber dejado que te marchases.
'El problema es que pensaba que sería a ella a quien le dolería verme sonreír por otra persona.'
Pero está claro que la sonrisa que me provocaba ella no se compara a ninguna otra.
(Igual que toda su figura)




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